La resistencia de las plagas a los insecticidas: la pesadilla del productor

Dr. J. Concepción Rodríguez Maciel
Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo
Dr. José Luis Corrales Madrid.
Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa

Los agricultores enfrentan una enorme cantidad de riesgos durante y después de la temporada agrícola para producir los alimentos que necesitamos. Desde el campo, la cosecha, almacén, distribución y aun en anaquel, las plagas amenazan la disponibilidad de alimentos sanos e inocuos. Esta lucha entre los agricultores y las plagas se inició desde la domesticación de las plantas cultivadas hasta nuestros días; seguirá mientras haya agricultura, y por tanto, seres humanos sobre el planeta.

La creatividad humana ha permitido el desarrollo de una amplia variedad de estrategias para hacerles frente a los organismos que dañan nuestros cultivos. La integración armoniosa dentro de un contexto social y económico de estas estrategias se ha consolidado como una filosofía vital en la fitosanidad que se llama Manejo Integrado de Plagas.

Nuestra lucha desigual contra los insectos plaga

Dentro de nuestro arsenal de estrategias, los insecticidas representan uno de los grandes pilares, cuyo uso responsable y ético nos permiten obtener grandes beneficios de estos aliados de la agricultura. Sin embargo, no podemos ignorar que los insectos plaga tienen más de 300 millones de años de evolución y que en ese tiempo han enfrentado retos más difíciles que la aplicación correcta de un buen insecticida. En sus genes existe la variabilidad y la estrategia de generar variantes que con el tiempo sean capaces de generar la resistencia suficiente para sobrevivir a la aplicación correcta de un insecticida que originalmente fue muy efectivo.

En laboratorio hemos desarrollado razas de mosca blanca (Bemisia tabaci) capaces de soportar una dosis de insecticida tan elevada que no habría cultivo agrícola que pudiera mantenerse vivo después de una aplicación. Estamos hablando del equivalente a más de 400 litros de producto formulado por hectárea. Estas capacidades desplegadas en laboratorio provienen de insectos recolectados en campo, por lo que no dudamos de que la preocupación por su capacidad de desarrollar resistencia sea real y poderosa.

Sabemos que en el terreno de cultivo los agricultores nunca podrían llegar a aplicar la cantidad necesaria para combatir a una plaga resistente, cuando la resistencia se expresa en toda su capacidad biológica posible, pero nos advierte de los peligros de optar por una confrontación total.

El artículo completo está disponible en el número 11, páginas 2-5, de su revista Agroexcelencia.

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