Este texto presenta opciones para el manejo biorracional de enfermedades en hortalizas sin recurrir a plaguicidas químicos, como el uso de extractos de plantas, agentes biológicos y variedades de plantas resistentes.
Se analizan estrategias contra enfermedades y patógenos, como el tizón tardío y temprano, Verticillium, Rhizoctonia, la secadera o damping-off, Fusarium y virus.
Para manejar estas enfermedades, existen dos enfoques: uno reactivo, donde se actúa después de que la enfermedad aparece, y otro proactivo, que busca prevenir el daño antes de que ocurra.
Este último incluye identificar el patógeno que causa la enfermedad, conocer sus ciclos de vida y aplicar estrategias como buenas prácticas agrícolas, control biológico y el uso de extractos de plantas o variedades resistentes.
Manejo biorracional de tizón tardío
El tizón tardío, causado por el hongo Phytophthora infestans, afecta hojas, tallos y frutos con manchas oscuras. Este oomyceto presenta cepas resistentes a distintas clases de fungicidas.
Para su manejo, existen en el mercado variedades resistentes o parcialmente tolerantes a la enfermedad. Aunque para su manejo eficaz, se requiere prevención desde el semillero, prácticas culturales y un monitoreo constante, ajustando la aplicación de fungicidas según las condiciones de humedad y temperatura.
Cuando se presentan las condiciones propicias para la enfermedad como temperaturas frescas (18-22 °C y humedad relativa alta, mayor que 80 %) es recomendable realizar aspersiones de fungicidas preventivos con sitios de acción multisitio, mientras que cuando se detectan inicios de la enfermedad es necesario utilizar fungicidas sistémicos.
Tizón temprano
El tizón temprano (Alternaria solani), por otro lado, produce lesiones secas y oscuras en las hojas más viejas, afectando gravemente la fotosíntesis y pudiendo causar la defoliación de la planta.
La vigilancia constante es clave para decidir cuándo aplicar medidas de control. Entre las herramientas para su manejo se incluyen extractos de plantas, como Clerodendrum, Azadirachta y Lantana, así como el empleo de antagonistas como Trichoderma viride, T. harzianum y Bacillus subtilis.
Mientras que los fungicidas de contacto que mayor control presentan son clorotalonil, mancozeb e hidróxido de cobre; y de los sistémicos, los más empleados son tebuconazol, azoxystrobin, trifloxistrobin y pyraclostrobin.
Enfermedades de raíz
Las enfermedades de la raíz, como las causadas por Phytophthora, Fusarium, Rhizoctonia, Pythium y Sclerotinia, pueden provocar la muerte de las plántulas.
La marchitez o secadera del chile puede reducir la producción entre 26 y 90 % a nivel mundial. Esta enfermedad es provocada por Fusarium spp., Phytophthora capsici, Verticillium spp., entre otros hongos, los cuales pueden actuar solos o en conjunto.
Los síntomas incluyen marchitez de las hojas sin cambio de color, caída prematura de hojas, frutos que maduran de forma adelantada e irregular, pudrición de la raíz o la base del tallo, y eventualmente, la muerte de la planta.
Controlar estas enfermedades implica el uso de variedades de plantas tolerantes, la fumigación del suelo y la rotación con plantas no hospederas. Estas acciones reducen las pérdidas.
Algunos de fungicidas que se pueden aplicar son: azoxystrobin, tiofanato metílico y fluazinam, aunque es necesario considerar diferentes modos de acción y grupos toxicológicos.
Dr. Alberto Margarito García Munguía
Universidad Autónoma de Aguascalientes
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