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El hongo Rhizophagus irregularis combinado con flavonoides mejora el crecimiento del cultivo de tomate
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Esta combinación permite a las plantas resistir mejor el estrés y merma los daños por plagas y enfermedades
El uso de un biofertilizante combinado con hongos y flavonoides, un tipo de hormona vegetal, favorece el crecimiento del cultivo de tomate. Estos agentes biológicos podrían reducir el uso de fertilizantes y plaguicidas tradicionales hasta en un 50 %.
Cuando las plantas sufren un déficit nutricional, como falta de fósforo y nitrógeno, emiten hormonas como estrigolactonas o flavonoides como señal de alerta. Con ello, hongos benéficos del suelo, como Rhizophagus irregularis, acuden al rescate y colonizan las raíces del cultivo.
El efecto de los microorganismos en la planta
Estos microorganismos aportan a la planta el alimento que necesita, ayudan al cultivo a obtener agua y activan las defensas de su sistema inmune. Con ello, afrontan mejor adversidades climáticas, como la sequía, y sufren menos ataques por plagas y enfermedades.
Estos beneficios ocurren mediante la formación de micorrizas: relaciones de convivencia y beneficio mutuo entre el hongo y la planta. El objetivo es que los hongos realicen parte del aporte nutricional de los abonos tradicionales.
De este modo, se reduce el uso de los fertilizantes y sus efectos nocivos para el medioambiente, como la contaminación de mantos acuíferos o la emisión de nitrógeno a la atmósfera, un gas de efecto invernadero.
Escasos en campos agrícolas
Aunque estos hongos viven en simbiosis y tienen efectos benéficos en más del 70 % de las especies de plantas en estado natural, son escasos en suelos agrícolas.
Esto ocurre porque el terreno suele estar tratado y fertilizado en exceso, disminuyendo su diversidad microbiológica.
«Para que las plantas emitan flavonoides (su señal de auxilio) y los hongos respondan ejerciendo como bioestimulantes, el cultivo debe sufrir cierto estrés nutricional», explicó Juan Antonio López Ráez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.
Señales de alerta
Para determinar cómo se produce esta interacción entre planta y hongo, los investigadores emplearon concentraciones naturales de flavonoides y realizaron ensayos con las esporas de los hongos.
Evaluaron la capacidad de estos microorganismos para desarrollarse al aplicarles distintos tipos y cantidades de flavonoides. Así, determinaron que las dosis bajas de estas moléculas eran más apropiadas para favorecer el desarrollo de los microorganismos en suelos agrícolas.
Después, realizaron experimentos bajo distintas condiciones de fertilización con plantas de tomate para concluir qué dosis de flavonoides debería emplearse.
Para ello, inocularon las esporas de los hongos en el sustrato y las regaron con distintas dosis de estos compuestos. Luego, monitorizaron durante seis semanas el desarrollo de los hongos y su capacidad para colonizar las raíces de la planta.
Determinan su efectividad
Los especialistas recolectaron las plantas en distintas condiciones, cosecharon las raíces y cuantificaron la cantidad de hongo simbiótico que había dentro.
Los investigadores determinaron que bajas dosis de flavonoides en suelos poco fertilizados favorecen el desarrollo del hongo Rhizophagus irregularis en las raíces de la planta e impulsa sus beneficios.
Así validaron el potencial de un abono elaborado con esporas y flavonoides como biofertilizante. Los resultados fueron publicados en Frontiers in Plant Science.
Fuente: Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de España