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Las hormigas contribuyen a la incorporación de nutrientes al suelo
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Géneros como Wasmannia son enemigos naturales de plagas
Algunas hormigas contribuyen en la aeración del suelo e incorporación de nutrientes, dispersión de semillas, descomposición de la materia orgánica y en la polinización de plantas.
No obstante, ciertas especies pueden ser perjudiciales, y considerarse plagas, pues ocasionan daños a los cultivos.
Enemigos naturales
Una de las funciones benéficas de las hormigas es actuar como enemigos naturales, mediante el control de insectos plaga. Por ejemplo, Wasmannia auropuntata es una especie depredadora de chinches de la familia Miridae en cultivos de cacao.
Otros ejemplos incluyen especies de los géneros Pseudomyrmex, Paratrechina, Pheidole, Crematogaster y Ectatomma, las cuales se alimentan del minador de los cítricos (Phyllocnistis citrella), una plaga en naranjas y limones, que afecta las hojas tiernas de los brotes nuevos.
La complejidad de las relaciones entre las comunidades de insectos es para considerarse, pues en ciertos casos, aunque sean reconocidos como insectos dañinos, su papel en el ecosistema es determinante para mantener un equilibrio.
Hormigas que sí afectan a la planta
Hay un grupo de hormigas consideradas plagas directas de mayor interés en los cultivos: las cortadoras o arrieras que pertenecen a los géneros Atta y Acromyrmex, y se alimentan de los hongos Leucoagaricus y Leucocoprinus.
Tales hongos solo prosperan al ser cultivados y propagados por las hormigas, quienes cortan hojas de una amplia variedad de plantas, para usarlas como alimento (sustrato) para el hongo.
Dicha relación les permite a las hormigas cultivadoras obtener los nutrientes para el desarrollo de sus crías. Estos insectos pueden destruir plantas en pocos días, lo que afecta el rendimiento y producción de los cultivos. Sin embargo, es necesario recalcar que como sus nidos son subterráneos, las hormigas fertilizan los suelos, y liberan nutrientes que las plantas pueden aprovechar.
Relaciones simbióticas
Existe otro grupo de hormigas que afectan indirectamente a los cultivos. Se caracterizan por “ordeñar” insectos, como escamas, áfidos, moscas blancas… con el propósito de obtener sustancias azucaradas como fuente de energía para sus colonias. A cambio, las hormigas les brindan protección de sus depredadores y parasitoides.
Los homópteros o pulgones, además de dañar los tejidos de las plantas para obtener su alimento, introducen toxinas y virus, por lo que provocan enfermedades y el deterioro de las plantas.
Las asociaciones de homópteros con hormigas se ha documentado para las subfamilias Myrmicinae, Formicinae, Dolichoderinae y Pseudomyrmecinae. Gracias a los cuidados que las hormigas brindan, las poblaciones de pulgones aumentan, lo que afecta los cultivos y disemina enfermedades a otras plantas.
Algunas asociaciones incluyen plantaciones de cacao, cítricos, ornamentales, palmas, caña y guayaba, con varios géneros de áfidos como Tetraneura, Aphis, Pentalonia, Cerataphis, Macrosiphum, Greenidea, Myzus, y hormigas de los géneros Linepithema, Dorymyrmex, Nylanderia y Pheidole.
Potenciales aliados en la agricultura
Las hormigas se desarrollan en numerosos hábitats y tienen diversidad de hábitos alimenticios. Hasta ahora se han descrito cerca de 14 000 especies en el mundo, pero se estima que puede haber hasta 30 000. En México se conocen alrededor de 1000.
Estos insectos pertenecen a la familia Formicidae, dentro del orden Hymenoptera, donde están las abejas y las avispas. Como las abejas, hay hormigas que se pueden convertir en aliados para los campos agrícolas.
Fuente: Inifap