El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, reafirmó su postura sobre la siembra de maíz transgénico en México, la cual continuará restringida para cualquier variedad.
La dependencia aseguró que el país no permitirá el cultivo de maíz genéticamente modificado en ninguna forma, incluyendo el maíz blanco, que es el principal para el consumo humano.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anuncio que en febrero el Congreso legislará sobre la prohibición de sembrar maíz genéticamente modificado en territorio nacional, en respuesta a la resolución del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
México pierde panel de controversia
El 14 de diciembre de 2024 se realizó a puerta cerrada el panel de resolución de controversías en el marco del T-MEC, por el tema de la prohibición de maíz transgénico en México.
El panel concluyó que las medidas impuestas por México sobre el maíz genéticamente modificado son incompatibles con diversas disposiciones del T-MEC y recomendó que México ajuste sus medidas para cumplir con sus obligaciones bajo el tratado.
El árbitro internacional ha hecho hincapié en que, si bien México buscó proteger la biodiversidad y la salud pública, no cumplió con las normas científicas ni comerciales internacionales requeridas por el tratado comercial de América del Norte.
El panel emitió su informe final el 20 de diciembre. A partir de esa fecha, México tiene 45 días para cumplir con las conclusiones establecidas por los integrantes del panel.
El fallo avalaría preocupaciones de EE.UU.
Las autoridades de Estados Unidos aseguran que el fallo del panel avala las preocupaciones del Gobierno estadounidense sobre las políticas biotecnológicas de México y su impacto perjudicial en las exportaciones agrícolas estadounidenses.
El secretario de Agricultura de EE. UU., Tom Vilsack, declaró que «el enfoque de México hacia la biotecnología no se basó en principios científicos ni en estándares internacionales. Las medidas de México contradecían décadas de evidencia que demostraban la seguridad de la biotecnología agrícola, respaldada por sistemas de revisión regulatoria basados en la ciencia y el riesgo».
El inicio de la controversia comercial entre los tres países por el grano genéticamente modificado se remonta a 2020. Ese año, el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decretó el veto del maíz transgénico para consumo humano.
La prohibición solo contempla al maíz para uso de tortillas o masa; sin embargo, también incluye una instrucción a las agencias gubernamentales mexicanas de sustituir gradualmente el uso de maíz biotecnológico en todos los productos para el consumo humano y para la alimentación animal, un detalle importante, si se considera que México es el principal comprador de maíz amarillo proveniente de Estados Unidos, utilizado para forraje.
En febrero de 2023, el Gobierno mexicano emitió un nuevo decreto con mayor detalle de los alcances del veto. El nuevo documento establece que la prohibición de maíz transgénico afecta, exclusivamente, al grano empleado para consumo humano.
Posibles aranceles para México
La disputa se centra en el decreto del 13 de febrero de 2023 que prohíbe el uso de maíz genéticamente modificado para tortillas y masa. Según el reporte final publicado en inglés el pasado 29 de noviembre, México tiene un plazo de 45 días, es decir, hasta el 28 de enero, para derogar dicho decreto o negociar una compensación que satisfaga a las partes afectadas.
De no cumplir con estas exigencias, Estados Unidos podría aplicar aranceles unilaterales como represalia. Esto se daría una semana después de que Donald Trump tome posesión nuevamente como presidente, un escenario que agrega presión al proceso, dado que Trump ha amenazado previamente con imponer un arancel general del 25 % a las importaciones provenientes de México.
Con información de El País y El Financiero