Rosa Laura Andrade Melchor. Doctora en ciencias.
Asesora independiente.
- Bacillus facilita la toma de nutrientes del suelo
El agrónomo alemán Lorenz Hiltner definió en 1904 el término rizósfera como el área de suelo alrededor de las raíces con actividad microbiana, debido a la materia orgánica liberada por las raíces.
La rizósfera es el ecosistema más grande sobre la Tierra y tiene el mayor flujo de energía calculado: las plantas liberan del 20 al 50 % de sus fotosintatos, carbohidratos (azúcares) y otros compuestos producidos durante la fotosíntesis, a través de las raíces.
Las plantas seleccionan las bacterias existentes en su rizósfera. A través de la liberación de compuestos orgánicos se produce una red de interacciones entre los microorganismos y las raíces de las plantas.
A continuación, se describirán los componentes fundamentales que se interrelacionan en la rizósfera y los factores que apoyan o alteran las poblaciones de los habitantes de la microbiota.
¿Qué es la biodiversidad?
Se refiere a las especies de plantas, animales y microorganismos que viven e interactúan recíprocamente dentro de un ecosistema. En los agroecosistemas existen una variedad de polinizadores, enemigos naturales, lombrices de tierra y microorganismos del suelo; todos componentes clave de la biodiversidad que juegan papeles ecológicos al mediar procesos como control natural, reciclaje de nutrientes, descomposición orgánica, entre otros.
El tipo y la abundancia de biodiversidad dependen de la estructura y manejo del agroecosistema. Los componentes de la biodiversidad pueden clasificarse de acuerdo a la función y se agrupan de la siguiente manera:
- Biodiversidad productiva: cultivos, árboles y animales elegidos por los productores y que establecen el nivel básico de diversidad útil en el sistema.
- Biota funcional: organismos que contribuyen a la productividad a través de la polinización, el control biológico, la descomposición orgánica, etcétera.
- Biota destructiva: malezas, insectos-plaga y patógenos que reducen la productividad cuando alcanzan niveles poblacionales altos.
Estimular la actividad microbiana
Las características funcionales de las especies integrantes del agroecosistema son de tan gran impacto como el número total de especies. A través de estas será más fácil incorporar la fijación de nitrógeno, el control biológico, la descomposición de materia orgánica, la disponibilidad de nutrientes, entre otros.
El control biológico y su bioefectividad se ha atribuido a la estimulación de la actividad microbiana de las especies antagonistas en contra de los patógenos y a la formación de compuestos antifúngicos.
Para este tipo de compuestos, ricos en materia orgánica, ácidos húmicos y fúlvicos, es también fundamental la biodiversidad y población de microorganismos que pueda aportar, para que en el suelo agrícola aumente la biodiversidad microbiológica y la activación de los microorganismos naturales de ese suelo agrícola.
Bacillus spp. ejerce resistencia a estreses
B. subtilis es un habitante común en la rizósfera, con una gran diversidad demostrada en las diferentes capacidades de crecimiento, tanto a temperaturas bajas como a pH ácidos.
Es muy valioso conocer esta diversidad por la relación no patogénica microorganismo-planta en la rizósfera. Por ejemplo, Bacillus ejerce una acción de resistencia a estreses biótico y abióticos, y facilita la toma de nutrientes del suelo. Todas estas actividades favorecen el desarrollo del cultivo.
El artículo completo está disponible en el número 36, páginas 2, 3, 4 y 5, de su revista Agro Excelencia.