Para un eficiente manejo del suelo, primero es necesario conocer la composición física y química del suelo, la cual determina el desarrollo de raíces y la germinación de semillas. Esto tiene un efecto en la disponibilidad de agua, nutrientes, gases y calor.
Aspectos como el potencial hidrógeno (pH), conductividad eléctrica (CE), capacidad de intercambio catiónico (CIC) y conducción hidráulica ayudan a comprender las variaciones en la fertilidad del suelo y su respuesta a la fertilización.
Las propiedades físicas, químicas y biológicas interactúan en la estructura del suelo. Estas impactan procesos como la penetración de raíces y el movimiento de agua. Por ello, la corrección de suelos ácidos mediante encalado y contrarrestar la sodicidad con sulfato de calcio, son estrategias para eficientar el manejo de suelos.
Propiedades físicas del suelo
Las propiedades físicas del suelo determinan sus procesos y su potencial agronómico.
- Textura. Describe la distribución del tamaño de las partículas minerales que componen la fracción sólida del suelo (arcillas menores que dos micras a partículas gruesas mayores que 2000 micras).
- Estructura. Es la organización de partículas minerales y materia orgánica en el suelo. Es decir, se centra en la disposición de los poros entre ellas y la estabilidad de esta configuración ante fuerzas externas, como el tráfico de maquinaria pesada o el impacto de las gotas de lluvia.
Las propiedades físicas, químicas y biológicas intervienen en la estructura del suelo al contribuir a mantener la formación de agregados. Por ello, en la intervención de las propiedades físicas del suelo se incluyen aspectos como la penetración de las raíces, el transporte y almacenamiento de agua en el suelo, la adecuada aireación y la resistencia mecánica.
Propiedades químicas
Las propiedades químicas del suelo influyen en el potencial productivo de un cultivo. Asimismo, su comprensión es una herramienta para establecer y mantener la fertilidad del suelo, así como para elegir los materiales e insumos adecuados a lo largo del ciclo de producción.
Por lo tanto, este conocimiento proporciona un equilibrio nutricional esencial para el desarrollo vegetal. También, contribuye a la salud microbiológica, lo que permite que las plantas superen el estrés provocado por factores bióticos y abióticos.
Además, posibilita un manejo agronómico apropiado que actúa como escudo contra casos extremos de acidez, salinidad o alcalinidad. Como resultado, aporta condiciones para el crecimiento y rendimiento de los cultivos.
Propiedades químicas desglosadas:
Potencial hidrógeno (pH). Mide la acidez o alcalinidad e interviene en otras propiedades fisicoquímicas y biológicas. El pH se mide en una escala de 1 a 14, donde 0 a 7 es ácido, 7 es neutro y 7 a 14 es alcalino.
El pH influye en la solubilidad de elementos minerales. Por ejemplo, en suelos ácidos, ciertos nutrientes básicos son deficientes. Asimismo, en rangos de pH básicos, se reduce la solubilidad de muchos metales, incluyendo nutrientes esenciales para las plantas.
Efecto del pH en nutrientes. En suelos ácidos, hay deficiencia de calcio (Ca+2), magnesio (Mg+2) y potasio (K+). Sin embargo, hay un aumento de aluminio (Al+3), hierro (Fe) y manganeso (Mn). Por otro lado, en suelos básicos se reduce la solubilidad de metales esenciales.
Afectaciones en la actividad microbiana. Valores extremos de pH disminuyen la actividad microbiana. A causa de esto, algunos procesos biológicos son afectados, lo que modifica propiedades físicas del suelo, como estabilidad estructural y permeabilidad.
Reacciones de nutrientes. Según Plaster (2005), las reacciones químicas, influenciadas por el pH, humedad y temperatura, alteran la forma de los nutrientes, afectando su absorción por las plantas.
Por consiguiente, el entendimiento de las propiedades químicas del suelo es un requerimiento para una gestión agrícola efectiva y sostenible.
M. C. Miguel Ángel López Aguilar
Técnica Mineral
Accede a otros volúmenes de Agro Excelencia: