Francisco Javier Herrera Godínez: vehemencia por el campo y la horticultura

  • Comparte sus experiencias y desafíos en materia de fitosanidad en pepino

  • Desempeñarse con responsabilidad, colaboración y respeto, actitudes que fungen como peldaño para el éxito agronómico

Responsabilidad, dedicación y pasión son actitudes que han caracterizado la vida profesional de Francisco Javier Herrera Godínez, director de producción de AgriCo, empresa productora especializada en pepinos, ubicada en el municipio de Culiacán, Sinaloa, México, con 140 hectáreas bajo mallasombras en esa localidad y 12 bajo invernadero de alta tecnología en Guanajuato.

     Nacido en La Michoacana, una comunidad perteneciente al municipio de Navolato, Sinaloa, desde joven estuvo involucrado con las labores de la agricultura, pues sus padres, Bernardino Herrera Zavala y Carmen Godínez Carrillo, tenían tierras, en las que producían maíz y otros granos.

Fija el camino que habría de seguir

Francisco Javier relata que ingresó a la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa en el 2000, egresando en el 2005 con especialidad en Protección Vegetal.

     “Cuando aún era estudiante, llegó el año de 2004 y comencé con mis prácticas profesionales en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) y Divemex, empresa productora de pimientos en Culiacán, Sinaloa”.

     “A los mejores promedios de la generación en la Facultad de Agronomía les facilitaban escoger primero, y gracias a la preparación que me dieron mis profesores tuve oportunidad de seleccionar dónde quería cumplir con el servicio. Decidí entrar al CIAD a inicios del 2004. Ahí conocí a personas que me han ayudado mucho en el tema profesional, como los doctores Raymundo Saúl García Estrada y Armando Isidro Márquez”.

     “Estuve un periodo breve en el centro de investigación. El trabajo de laboratorio es muy interesante, pero se necesita mucha vocación para estar ahí: sentí que no era lo mío, por lo que opté por otro camino”.

     “En centro de investigación ayudaba a tener listo el material de laboratorio, preparaba siembras de hongos para aislamiento y medios de cultivo, auxiliaba en el proceso de extracción de nematodos y otras ocupaciones básicas de un auxiliar de laboratorio. Mi aprendizaje en esta etapa fue cómo ceñirme a una metodología, los procesos dentro de un laboratorio, sus cuidados y la disciplina en una entidad de investigación”.

Su primer escaño como profesional

“Después de salir del CIAD, un amigo que trabaja en Divemex, Gerónimo Higuera, me informó que en esta empresa estaban buscando jóvenes responsables para que hicieran sus prácticas profesionales”.

     “Cierto día iba pasando frente a las instalaciones de esta empresa agrícola, y decidí hablarle a Gerónimo para ver si me podían atender, a lo que accedió. Ramón Pérez Reyes y Mariano López Valencia me entrevistaron como si hubiera ido a pedir trabajo: analizaron mi perfil y me invitaron a participar”.

     Francisco Javier terminó sus prácticas profesionales y, al tiempo ­–comparte–, le ofrecieron quedarse a trabajar en esta empresa mexicana productora de pimientos o bell peppers bajo mallasombras e invernadero.

     “En este negocio hortícola estuve una temporada como practicante y una temporada como trabajador formal; sin embargo, no concluí la segunda temporada agrícola porque la empresa tuvo que practicar un recorte de personal, y nos fuimos los nuevos”.

     “Aquí fungí como auxiliar del ingeniero Ramón Pérez y supervisor de aplicaciones de agroquímicos. La verdad, más que inspeccionar, fui alumno de la persona que estaba encargada de eso, José Luis Soria. Realmente no tenía nada que revisarle, era muy buen trabajador y, al contrario, me enseñó qué había que hacer, como aplicaciones que requerían de ciertas instrucciones o dosis específicas, o con cierta configuración de riego. Al ser auxiliar del ingeniero Ramón Pérez, intervenía en lo que abarca la fitopatología, como los monitoreos de plagas y enfermedades del pimiento”.

Ingresa a Agricultura Controlada

Francisco Javier se considera afortunado porque, prácticamente saliendo de su primer empleo como profesional del campo, ingresó a la empresa a la que ahora llama su casa: Agricultura Controlada, mejor conocida como AgriCo. Su incorporación fue en el 2005, como encargado de plagas y enfermedades.

      “Gracias en parte al buen desempeño que mostré en mi primer empleo y a Mariano López fue que conseguí llegar a lo que hoy es AgriCo, y estoy muy agradecido con él por haberme respaldado”.

El artículo completo está disponible en el número 37, páginas 16 a 20, de su revista Agro Excelencia

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