La salinización del suelo afecta la productividad agrícola. Un estudio evaluó la eficacia de un bioestimulante comercial a base de polifenoles y glicina betaína en la activación de mecanismos de defensa contra la salinidad en el tomate.
Los polifenoles son antioxidantes que actúan como barrera de defensa contra ataques de patógenos, mientras que la glicina betaína es una sustancia que le sirve a la planta para equilibrar el balance hídrico.
Los resultados destacan que la aplicación del bioestimulante mejoró el crecimiento y fotosíntesis, lo que facilita el ajuste osmótico. Esto permite que la planta mantenga un equilibrio adecuado de agua, factor útil ante condiciones de estrés salino.
Mediante el control del transporte de iones, el producto redujo la absorción de iones tóxicos como el sodio (Na+) y cloro (Cl–), lo que favoreció la acumulación de cationes beneficiosos de potasio (K+) y calcio (Ca2+). Además, aumentó los contenidos de azúcar y glicina betaína en las hojas.
Menor estrés oxidativo
Los polifenoles con glicina betaína redujeron el estrés oxidativo inducido por la sal, evidenciado por la disminución de sustancias dañinas, como malondialdehído y peróxido de oxígeno, compuestos que provocan estrés oxidativo, lo que ocasiona daños celulares en las plantas.
En un entorno de estrés salino, con una conductividad eléctrica de 8.55 decisiemens (dS) por metro, los tratamientos con el bioestimulante a base de polifenoles y glicina betaína redujeron la inhibición del crecimiento y alteración de sustancias que generan estrés oxidativo en plantas de tomate, que prefiere condiciones entre 2 y 3 dS/m.
Este bioestimulante promovió el crecimiento y la protección contra la deshidratación, mejoró la fotosíntesis y la nutrición mineral.
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Mayor crecimiento de la planta
La aplicación de polifenoles y glicina betaína demostró un efecto positivo en el crecimiento de las plantas en comparación con los controles sin tratar, con un resultado de 60 gramos por planta (g/planta) en condiciones sin salinidad, esto es una diferencia de 5 gramos contra el control; en condiciones de suelo y agua salinos, el bioestimulante obtuvo un peso seco de 25 g/planta, 10 gramos más que el control sin tratar, es decir un aumento de 40 %.
El tratamiento redujo las concentraciones de sodio (Na+) y cloro (Cl–), mientras aumentaba calcio (Ca2+) y potasio (K+) en raíces y hojas. La relación K+/Na+ también incrementó.
El estudio, realizado en la Universidad Politécnica de Valencia de España, resalta los resultados de los polifenoles y la glicina betaína en mejorar la tolerancia del tomate a la salinidad.