Este artículo explica cómo la colonización de microorganismos benéficos mejora la salud del suelo y la nutrición de las plantas. Se detallan los mecanismos de fijación de nitrógeno y la influencia de la textura del suelo en la colonización microbiana.
El lector conocerá los distintos tipos de asociaciones microbianas y la relevancia de los suelos supresivos para prevenir enfermedades y enriquecer nutrientes.
Además, se describen métodos para evaluar tanto la colonización del suelo como la eficacia de estos microorganismos.
La relación carbono/nitrógeno en la selección de microorganismos
En el suelo, existen hongos y bacterias que prefieren distintas fuentes de materia orgánica en función de su grado de descomposición.
Los hongos son propensos a fuentes de materia orgánica con menor grado de descomposición, mientras que las bacterias prefieren fuentes con mayor grado de descomposición. Los primeros prefieren materia orgánica con una relación carbono/nitrógeno mayor (30:1 a 20:1) y las segundas menores (15:1 a 5:1).
La relación carbono/nitrógeno (C/N) indica cuántas unidades de carbono por cada unidad de nitrógeno se encuentran en el suelo. Este dato permite elegir microorganismos que mejor se adapten a las condiciones ambientales del suelo, y de esta manera sean efectivos en el control de patógenos (Fusarium) y en la mejora de la nutrición de las plantas (Siles-Castellano et al., 2020).
El nitrógeno en el suelo
El nitrógeno es uno de los elementos esenciales en la nutrición de las plantas. Su aporte al suelo se da por fertilización, fijación no biológica de nitrógeno (sedimentación por lluvias), acumulación de residuos vegetales, fijación biológica asimbiótica y simbiótica.
La fijación biológica asimbiótica de nitrógeno ocurre por la presencia de microoganismos libres que tienen la capacidad de fijar nitrógeno, pero que necesitan de fuentes de carbono en el suelo para su desarrollo.
Éstos microorganismos se pueden clasificar en aquellos que necesitan oxígeno para vivir y se alimentan de materia orgánica ya existente, como restos de plantas o animales. Son los casos de bacterias heterotróficas aeróbicas: Achromobacter, Azotobacter, Aerobacter…
Los que no necesitan oxígeno para vivir y se alimentan de materia orgánica en entornos carentes de oxígeno (sedimentos profundos) como sucede en bacterias heterotróficas anaeróbicas, por ejemplo, Clostridium y Desulfavibrio.
Por otro lado, están las bacterias heterotróficas facultativas anaeróbicas, que pueden vivir y crecer en presencia o en ausencia de oxígeno: Bacillus es uno de ellos.
La fijación simbiótica de nitrógeno la realizan los microorganismos asociados con plantas u hongos. Esto ocurre en la rizósfera, en las hojas o tallos.
M. C. José Ramón Contreras Angulo
AMVAC
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