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Enriquecer los suelos, una clave para la producción sustentable

José Miguel Gómez Hernández. Maestro en Ciencias.
Symborg México.

  • Aplicaciones de microorganismos logran equilibrar y fomentar un suelo vivo.

El suelo es un recurso básico para el desarrollo de la vida. Su calidad determina en buena medida la salud de las plantas y, por extensión, del valor cualitativo y cuantitativo de las cosechas agrícolas.

     Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), existen estimaciones que indican que el 95 % de nuestros alimentos son producidos de manera directa o indirecta en nuestros suelos.

El reto de la agricultura moderna

El suelo proporciona nutrientes, agua y oxígeno. También es capaz de otorgar una primera protección a las raíces ante factores de estrés, como el térmico. Todo esto sugiere la importancia de estudiar, cuidar y mejorar la calidad de los suelos; sin embargo, la agricultura intensiva ha fomentado el agotamiento de estos.

     La degradación de los ecosistemas agrícolas ha puesto de relieve un reto de interés global para la actual y futuras generaciones: alcanzar una productividad agrícola óptima, manteniendo un equilibrio biológico que garantice un suelo vivo y saludable.

Un ecosistema vivo

El concepto de suelo vivo hace referencia a que este no es un elemento estático, sino que, por el contrario, es un ecosistema vivo y dinámico compuesto por materia orgánica y seres vivos: desde microorganismos a animales que pueden observarse a simple vista.

     Esta vida interactúa entre sí, formando la red alimentaria del suelo (o red trófica edáfica) de la que depende la propia biodiversidad de la zona.

La ruptura del equilibrio microbiano

La degradación de los ecosistemas agrícolas ha generado una ruptura del equilibrio microbiano del suelo, empobreciendo su calidad debido a la reducción de las interacciones entre los microorganismos benéficos y la planta, conllevando a lo siguiente:

  • Menor retorno de materia orgánica y nutrientes.
  • Menor diversidad microbiana.
  • Aumento de microorganismos oportunistas y patógenos.

     Para contrarrestar los efectos negativos de la degradación de los suelos, se ha practicado un aumento de fertilización y uso de agroquímicos para mantener y aumentar los rendimientos de los cultivos, lo que ha ahondado en el agotamiento de los suelos, e incrementado el impacto de la agricultura convencional en el medioambiente.

¿Qué podemos hacer?

Necesitamos enriquecer la microflora del suelo incorporando nuevos microorganismos benéficos resistentes y eficaces. Estos microorganismos deben tener la capacidad de mejorar y mantener las propiedades químicas y microbiológicas del suelo, así como salvaguardar el equilibrio microbiano óptimo en un sistema agrícola intensivo.

     Con esa meta se desarrolla el modelo integral microbiano: un programa destinado a proporcionar a la rizósfera del cultivo microorganismos seleccionados por su eficacia, que de forma conjunta cumplen las funciones esenciales para un óptimo desarrollo vegetal. Este programa se compone de los siguientes elementos:

  1. Inoculación con una cepa selectiva y efectiva de un hongo formador de micorrizas.
  2. Suministro efectivo de nutrientes y agua.
  3. Entrada selectiva y secuencial del microbioma selectivo (microorganismos asociativos, de vida libre, biocontroles y endófitos).
  4. Buenas prácticas agronómicas.

El artículo completo está disponible en el número 36, páginas 20, 21 y 22, de su revista Agro Excelencia.

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