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Hongos y bacterias, opciones eficaces para el biocontrol de nematodos fitopatógenos

José Ramón Contreras Angulo
Maestro en ciencias
AMVAC México

  • Purpureocillium lilacinum y Pochonia chlamydosporia, hongos efectivos para parasitar huevecillos y hembras de nematodos

  • Pasteuria penetrans, bacteria con alta especificidad contra Meloidogyne

Las pérdidas económicas asociadas a los nematodos fitopatógenos en los principales 40 cultivos agrícolas ascienden a los 358 240 millones de dólares estadunidenses, representado un 13.5 % en pérdidas del rendimiento (Abd-Elgawad, 2016).

      El objetivo de este artículo es presentar algunos hongos y bacterias, y describir sus modos de acción como herramienta de control biológico de nematodos fitopatógenos.

Hongos antagonistas, la herramienta más estudiada

De todos los microorganismos con la capacidad de controlar nematodos, los hongos son quizá los más estudiados. Existe gran interés en ellos como agentes de control biológico, principalmente debido a la capacidad que tienen de controlar de forma rápida nematodos endoparásitos sedentarios, como Meloidogyne, Globodera y Heterodera. Aunque su espectro de control va más allá que este grupo de fitopatógenos.

      Existe gran diversidad de mecanismos que tienen los hongos para controlar estas plagas. Algunos han desarrollado estructuras especializadas para atrapar nematodos móviles, otros actúan como endoparásitos, parásitos de huevecillos y quistes, y finalmente existen aquellos con la capacidad de producir metabolitos tóxicos para los nematodos (Akhtar y Malik, 2000).

Mecanismos de control de los hongos

La mayoría de los hongos utilizados como agentes de control biológico para estos fitopatógenos tienen varios mecanismos de acción. Por ejemplo, Arthrobotrys sp. genera trampas adhesivas para nematodos juveniles y produce compuestos que mimetizan señales de alimentación y sexuales de estos fitopatógenos. Con esto Arthrobotrys sp. aumenta la probabilidad de atrapar nematodos para después utilizarlos como alimento.

      Otro ejemplo es Purpureocillium lilacinum (antes Paecilomyces lilacinus) que tiene gran capacidad para colonizar huevecillos y hembras que están en contacto con las raíces de las plantas a la vez que produce metabolitos que impiden nuevas infecciones y en algunos casos puede parasitar nematodos móviles. P. lilacinum mejora en el control de nematodos fitopatógenos cuando se utiliza en cultivos de rotación (Akhtar y Malik, 2000).

      Pochonia chlamydosporia actúa de forma similar a P. lilacinus: ambos parasitan huevecillos y hembras, y tienen una fase saprofítica, es decir, pueden sobrevivir alimentándose de materia orgánica en ausencia de nematodos fitopatógenos. P. chlamydosporia aumenta en su actividad parasítica cuando se agrega en conjunto con quitina y quitosano, biopolímeros útiles para promover la defensa de las plantas contra hongos fitopatógenos (Manzanilla-López et al., 2017).

Pasteuria penetrans, bacteria de gran potencial contra Meloidogyne

Una de las bacterias con mayor potencial nematicida es Pasteuria penetrans. Esta tiene la capacidad de sobrevivir bajo condiciones de baja humedad por largo tiempo. Sus esporas se adhieren a nematodos móviles, eclosionan dentro de los 7 a 10 días posteriores, degradan la cutícula del nematodo e inician una infección que resulta en la muerte del fitopatógeno y en la formación de nuevas esporas de P. penetrans (Liu et al., 2019).

      No obstante, dos de las principales limitantes para el uso comercial de Pasteuria penetrans son que tiene una alta especificidad sobre Meloigodyne sp., limitando su potencial sobre otros fitopatógenos, y que además se trata de un parásito obligado de nematodos fitopatógenos, lo que complica bastante su producción industrial.

El artículo completo está disponible en el número 37, páginas 3 a 6, de su revista Agro Excelencia

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