José Luis Noris Espinoza: la comunicación y la humildad, herramientas esenciales de un entomólogo

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Apasionado por las cuestiones del campo y enfocado en investigar nuevas estrategias de manejo para plagas y enfermedades que afectan a los pimientos y tomates que cosechan en Agrícola Chaparral, José Luis Noris Espinoza comparte sus motivaciones personales y aciertos profesionales que lo llevaron a integrarse a esta empresa mexicana de producción y distribución hortícola fundada en 1962.

     Noris, como le llaman sus colegas y amigos, es originario de Costa Rica, en Culiacán, Sinaloa, México, lleva su profesión en la sangre, pues relata que su padre, José Luis Noris Valdez, es ingeniero agrónomo, y en su familia hay aún más agrónomos. “Llevamos el campo en la sangre”.

     Cuando era niño, José Luis Noris Espinoza recuerda que acompañaba a su padre al campo. “Esto despertó el cariño tan especial que le tengo a las labores del agro. En aquel entonces mi padre era el encargado de supervisar los cultivos de caña de azúcar, para el ingeniero azucarero de Navolato, Sinaloa. Desde que viví estas experiencias tempranas fue que decidí seguir los pasos de mi papá, por lo que más adelante en mi vida me dispuse a estudiar agronomía. Siempre me ha gustado el campo: es mi vida”.

Los nematodos, una plaga de cuidado

En Agrícola Chaparral uno de los desafíos de mayor impacto eran los nematodos, de acuerdo con José Luis Noris Espinoza, a los que se les invertía mucho para evitar que provocaran daños que afecten la productividad de los cultivos. “A pesar esto, hubo algunas veces que esta plaga nos sacaba de la temporada”.

     “Al investigar sobre qué estrategias alternativas emplear para el control de nematodos, di con la siembra de sorgo y trabajos de solarización con composta. El problema de este método, aunque muy bueno, es que nos tomaba mucho tiempo prepararlo, por lo que al hablar de más de 100 hectáreas se tornaba en una labor casi imposible cubrir todo en el lapso tan corto de tiempo que se tenía. El corte del cultivo concluía a más tardar en junio y para agosto ya debías tener preparado de nuevo. Era una etapa muy corta en donde no se podía realmente trabajar con dicho esquema de solarizaciones”.

     “Pero como era una buena estrategia, me dispuse a sembrar e incorporar únicamente sorgo. Comencé con dos superficies (naves), en las que al terminar la temporada agrícola las dejé con sorgo durante tres meses. Este proceso dejó beneficios incluso para la siguiente temporada: bajaron los porcentajes de nematodos en el suelo. Después, comencé a extender el sembrado de sorgo para el control de esta plaga. Es una de las herramientas con la que más he logrado disminuir el daño provocado por los nematodos”, afirma orgulloso.

     “Cerraba las temporadas con un 90 % de daño por nematodos, y los años que hemos establecido sorgo, bajamos al 75 %, luego al 60 y las últimas cifras son menores del 40 %. Cada nueva temporada se reducen los daños”.

¿El sorgo tiene sus desafíos?

Noris Espinoza explica que, si bien, el sorgo es una alternativa efectiva para el control de nematodos fitopatógenos, no viene sin sus respectivos retos, pues no está exento de las plagas.

     “Por ejemplo, en la época cuando toca sembrarlo es cuando llega el pulgón amarillo; también están los roedores (ratas), porque en esa fecha es cuando aparecen, por lo que siempre estamos tirando cebos. Con el sorgo existe el riesgo de crear un ambiente propicio para una infestación de roedores para la temporada que está por venir, razón por la cual se tienen que tomar las debidas medidas para prevenir que se manifiesten. Es necesario revisar que no queden crías de roedores, porque estos pueden reproducirse hasta convertirse en una plaga en la temporada entrante”.

El artículo completo está disponible en el número 33, páginas 14 a 18, de su revista Agro Excelencia

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