El biocarbón o biochar con microorganismos benéficos buscan convertirse en los pilares de la agricultura moderna, ante la situación del cambio climático. Sin embargo, su impacto en el crecimiento de las plantas aún sigue bajo estudio.
El biocarbón es un material que se obtiene a partir de la quema de biomasa, como residuos agrícolas o forestales, en un proceso llamado pirólisis. Este material se utiliza como enmienda para el suelo.
Una investigación de la Universidad Forestal de Nanjing, China, reveló que el biocarbón con microorganismos influye en el desarrollo de las plantas, específicamente en el nogal (Carya illinoinensis), proporcionando una alternativa a los fertilizantes convencionales.
Mejoran biomasa y altura del nogal
En esta investigación se utilizó biocarbón de nogal, incubado con la bacteria Enterobacter cloacae. Al aplicarlo en cultivos de nogal, se observó una mejora en el grosor de los tallos y en la altura de las plantas.
Además, el tratamiento incrementó la absorción de nutrientes, lo que se reflejó en niveles más altos de clorofila, azúcares solubles y proteínas solubles en las plantas.
Enterobacter cloacae es conocida por ser una rizobacteria promotora del crecimiento vegetal (PGPR, por sus siglas en inglés). Estos microorganismos son reconocios por influenciar positivamente a los cultivos.
Mejora del suelo
El biocarbón con Enterobacter cloacae benefició el cultivo de nogal pecanero y también al suelo. Mejoró la textura del suelo y su entorno general, contribuyendo a un hábitat más saludable para microorganismos.
La diversidad de hongos y bacterias aumentó considerablemente, en especial la perteneciente a los filos Firmicutes y Chloroflexi, y a las familias Bacillaceae y Paenibacillaceae.
El potencial del biocarbón cargado con bacterias funcionales es una herramienta efectiva para la mejora de cultivos y suelos en sistemas agrícolas. Esta combinación impulsa el crecimiento de las plantas y refuerza la biodiversidad microbiana del suelo, sugiriendo una alternativa sostenible frente a los fertilizantes convencionales, concluyen los investigadores.
Fuente: Plants