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Divulgan soluciones contra el virus rugoso del tomate

  • Termoterapia, método eficaz para controlar el ToBRFV en semilla
  • Monitoreo constante, la clave de una operación exitosa contra el virus

El virus del fruto rugoso café del tomate (ToBRFV, por sus siglas en inglés) es un fitopatógeno del género de los tobamovirus que se detectó por primera vez en invernaderos de tomate en Israel, durante el 2014, y se ha extendido a diversos países del mundo, entre los cuales está México.

     El virus afecta a los tomates, chiles y berenjenas. Los síntomas de la enfermedad se manifiestan como mosaico, moteado y clorosis en las hojas, las cuales se contraen, y causa necrosis en pedúnculos, cálices o peciolos.

     Los frutos presentan manchas que varían de color amarillento a marrón, pasando por un estriado color verde según la variedad de tomate infectado; además, aparecen rugosidades en su superficie y la maduración puede ser irregular, por lo que pierden su valor comercial.

     El virus rugoso se trasmite mecánicamente y por semillas infectadas, y no hay cura para la planta infectada mas que el saneamiento por eliminación, por lo que el enfoque de control debe ser uno de prevención. Para este fin, se propone un manejo de cuatro etapas: semilla, plántula, trasplante y poscosecha.

Desarrollan innovaciones tecnológicas para enfrentar el virus

Actualmente hay algunos avances tecnológicos para coadyuvar en la prevención del virus rugoso.

     Hay compañías que están en el proceso de desarrollar híbridos resistentes al ToBRFV, como Enza Zaden, que encontró un gen de tomate que proporciona alta resistencia a la enfermedad.

     Por su lado, Bayer comenzó a finales de septiembre de 2020 un ensayo con variedades de tomate saladette (roma) con resistencia intermedia al virus rugoso. Con esta variedad, se pretende que, a pesar de la presencia del virus, la planta manifieste pocos o ninguno de los síntomas característicos de la enfermedad.

     Syngenta anunció que ofrecerá a principios de 2021 su primera variedad comercial resistente al virus rugoso del tomate.

La semilla, riesgo latente

Para el caso de la semilla, como principal método de trasmisión mundial, la tecnología se centra en eliminar el virus de la testa, la capa externa de la semilla. Este puede venir en dos partes de la semilla: en el endospermo (tejido nutricional formado en el saco embrionario de la semilla), en donde por fortuna se encuentra en muy pocas cantidades y es de muy difícil acceso, y en la testa, en donde viene en grandes cantidades y es más sencillo de controlar.

     Con el fin de eliminar el virus de la testa de la semilla, los investigadores sugieren la aplicación de termoterapia. Este método consiste en someter a las semillas a un tratamiento con aire caliente y seco a exactamente 70 ºC por 48 horas para inactivar el virus. Tras una serie de estudios, con este método no se detectó ni trasmisión del virus ni afectación en la germinación de la semilla.

     Es recomendable que no haya humedad en el proceso, porque esta es capaz de penetrar la semilla, afectando su germinación; por esta misma situación se desaconseja aplicar el método en baño María.

Viveros de plántula, etapa crucial

En la etapa del vivero, el protocolo a seguir es el monitoreo constante de plantas con síntomas sugestivos de ToBRFV. De encontrarse plántulas con dichas características, será necesario eliminarla con todo y charola, para prevenir la diseminación mecánica del virus.

     Por esta razón, se aconseja usar charolas con menos de 200 cavidades, para que la plántula esté más espaciada y sea más sencillo monitorearlas adecuadamente. Se propone además el muestreo al azar de plántulas deformes, utilizando tiras reactivas.

El monitoreo y desinfección, claves durante la etapa de trasplante

La estrategia recomendada después del trasplante en invernadero o mallasombra, es el monitoreo constante y el saneo de plantas con síntomas sugestivos antes del amarre y desbrote de yemas auxiliares.

     El proceso para sanear es el siguiente: se cubre la planta con una bolsa y se saca con todo y raíz; es necesario repetir el método con las plantas aledañas.

     Cabe destacar que en climas fríos o durante días nublados, la presencia del virus se retrasa y se expresa con síntomas más ligeros.

     Durante las prácticas culturales es crucial un buen manejo y desinfección de herramientas. Se aconseja el uso de los siguientes desinfectantes:

  • Hipoclorito de sodio a 6 %
  • Desinfectante viricida a base de bis (peroximonosulfato) bis (sulfato) de pentapotasio a 2 %
  • Leche descremada a 20 %
  • Soluciones de lejía al 9 %
  • Peroximonosulfato de potasio al 21.4 % más cloruro de sodio al 1.5 % aplicado al 2 %
  • Solución al 20 % de leche en polvo descremada más 0.1 % de tensioactivo no iónico polisorbato

Regular la entrada personal y establecer protocolos de desinfección de manos

Se debe prohibir el ingreso a la mallasombra o invernadero con anillos, pulseras o relojes, y los trabajadores del campo deben llegar con ropa bien limpia. Se debe mantener un estricto protocolo de limpieza de manos al entrar a la zona de producción y después de tocar cada planta.

     Cada invernadero o mallasombra debe contar solo con los trabajadores del campo necesarios, y estos solo deberán trabajar en esa zona: no entrar a otras naves de producción en la misma jornada laboral.

Poscosecha: la piedra angular del siguiente ciclo productivo

Para el manejo en poscosecha es necesario recordar que el virus está en todos los tejidos de la planta; por ello, hay que tener mucho cuidado en esta etapa y no dejar raíces en el suelo para evitar contaminaciones.

     Una vez limpias las naves de producción, durante el verano es recomendable regar y solarizar el suelo con cubiertas de plástico, para pudrir cualquier residuo de raíces que pudiera haber quedado y así reducir el inóculo en el suelo: en residuos de plantas secas, el virus puede subsistir hasta por dos años.

     Es necesario realizar una desinfección exhaustiva del invernadero o mallasombra, utilizando las soluciones listadas anteriormente.

     Para finalizar, en situaciones donde sea posible, se aconseja rotar una temporada a otros cultivos no susceptibles al virus, como las cucurbitáceas.

     Esta información fue proporcionada por el doctor José Antonio Garzón Tiznado, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, mediante una videoconferencia organizada por la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida AC (AMHPAC), el 18 de diciembre de 2020.

Fuente: AMHPAC