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José Luis Espinal, un profesional del campo con carácter y temple

  • Llevó su experiencia en fertirrigación a Guerrero y Chihuahua

José Luis Espinal Avendaño, nacido en Culiacán, Sinaloa, México, es el director de producción de Agrícola Sol y Arenas y Anthony, empresa dedicada al cultivo de chiles bell pepper.

     En entrevista para Agro Excelencia, el egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey —con especialidad en producción vegetal— comparte sus vivencias y experiencias que lo llevaron a desempeñarse profesionalmente en Sinaloa, Guerrero y Chihuahua.

Primer acercamiento laboral

Al poco tiempo de haber egresado, en 1994, Espinal Avendaño recuerda que tuvo su primer acercamiento al campo ya como profesional. “Un horticultor, Jorge Kondo López, a quien ya conocía, me había dicho que el día que egresara lo buscara”.

     “En Agrícola Kondo lo primero que hice fue aprender. Empecé instalando riego por goteo: me capacitaron y me dieron una cuadrilla de instalación. En aquel tiempo se usaban materiales portátiles como el flat tube: solo la tubería principal iba enterrada”.

     “En esa época el riego por goteo era novedoso, y me pusieron a instalarlo, tanto que me hice un experto. Después me responsabilizaron a monitorear la humedad del cultivo con tensiómetros y chupatubos. En Agrícola Kondo aprendí bastante sobre fertirrigación, y eso fue muy motivante”.

     “Le agradezco muchas cosas a Jorge Kondo. Me sentí valorado, siempre me ponía en la punta de crecimiento de la empresa. Con él estuve dos años”, recuerda.

Lleva sus conocimientos en riego por goteo a Guerrero

El ingeniero agrónomo relata que David Ulises Álvarez, de una empresa llamada Libra Exportaciones, lo buscó para instalar riego por goteo en Guerrero. “Allá no se conocía el riego por goteo y él iba a sembrar 500 hectáreas de melón, entre cantaloupe y honeydew. Me fui a trabajar a Ciudad Altamirano”.

     “Uno de los retos que enfrenté aquí fue establecer un sistema de riego por goteo en 500 hectáreas. Cuando vi que el reto estaba muy grande, invité a sumarse a Martín Rodríguez, quien fue anteriormente mi jefe en Agrícola Kondo y un experto en riego por goteo. Él tenía una capacidad enorme de instalación. Las 500 hectáreas de riego por goteo las instalamos en cuatro meses”.

     De los problemas en materia de fitosanidad que encontró Espinal Avendaño en Guerrero, cuenta que fue el mildiu velloso lo más fuerte que le pegaba a las cucurbitáceas, así como los virus transmitidos por mosca blanca.

Viaje al corazón árido de Chihuahua

“Un comercializador de melones de la Ciudad de México, Santiago Bautista, me invitó a trabajar al desierto de Chihuahua, a una propiedad de 200 hectáreas que compró. Además, colaboraba con ejidatarios de la región: les financiaba la nómina, la semilla, el fertilizante, los insumos, y le entregaban la fruta a él. Así fue como me fui para Chihuahua. Fui a sembrar melón chino, cantaloupe. Recorría 40 kilómetros de terracería para llegar, el lugar se llama Las Glorias”.

     Para José Luis Espinal el reto en Chihuahua fue el manejo del agua. “En el desierto un campo vale por el agua que tiene. Si un campo dispone de un pozo que le dé para determinado número de hectáreas, su valor se multiplica enormemente. Te enseñas a ser muy eficiente con el agua”, comparte.

     “Definitivamente el sistema a usar ahí fue el riego por goteo. Los ejidatarios usaban el riego de multicompuertas, que también es una manera de eficientizar el uso del agua”.

El artículo completo está disponible en el número 27, páginas 14, 15, 16 y 17, de su revista Agro Excelencia.

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