Los microrganismos, los olvidados del suelo
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Las nuevas tecnologías están permitiendo descubrir sus interacciones con las plantas y la producción de compuestos que favorecen el crecimiento, la sanidad y el rendimiento de los cultivos.
Dentro de la agricultura moderna, usualmente los aspectos que reciben mayor atención están relacionados con la mejora de las características físicas y químicas del suelo, su fertilización, el uso eficiente del agua de riego y la protección de cultivos.
Sin embargo, existe una fracción no siempre considerada, posiblemente porque no se puede observar a simple vista, debido al tamaño diminuto de sus componentes y que, además, se encuentra escondida entre las raíces de las plantas y el suelo, pero que no por ello es menos importante, ya que tiene un rol preponderante en la sanidad y el rendimiento de los cultivos.
La microbiota, un mundo invisible
Esta fracción “invisible” a la que se hace referencia es la conformada por los microorganismos que habitan en el suelo y cuyas poblaciones en su conjunto son conocidas como microbiota. Gracias a la incorporación de nuevas tecnologías en el campo de la investigación, se van descubriendo nuevas funciones de los microorganismos del suelo, las interacciones entre sus poblaciones y de estas con las plantas. Por ejemplo, se ha establecido que ciertos grupos de microorganismos producen fitohormonas y otros compuestos volátiles que son capaces de modificar la fisiología de las plantas, favoreciendo el crecimiento y el rendimiento de los cultivos.
El suelo, hábitat natural de los microorganismos
El suelo es un hábitat favorable para la proliferación de microorganismos y en las partículas que lo conforman se desarrollan microcolonias.
Los microorganismos que han logrado ser aislados del suelo, comprenden una amplia gama de virus, bacterias, hongos, algas y protozoos. De estos, tanto por su abundancia, como por las funciones que realizan, las bacterias y hongos son los de mayor importancia.
¿Qué son las bacterias?
Las bacterias son organismos unicelulares sin núcleo definido (son llamados procariotas). En algunos casos, ciertas bacterias —como los actinomicetos— pueden crecer de forma no segmentada y originan la formación de cadenas largas, conocidas como hifas.
El artículo completo está disponible en el número 18, páginas 14, 15, 16 y 17 de su revista Agro Excelencia.
