Los virus en hortalizas ocasionan frutos de baja calidad o una pérdida total de la producción, al ser afectadas durante las primeras etapas de su ciclo de crecimiento.
El manejo eficaz de las enfermedades virales requiere la identificación precisa del agente causal y la implementación de medidas preventivas. Estas acciones buscan controlar la infección directa y reducir la acción de vectores para minimizar las pérdidas secundarias debido a prácticas inapropiadas.
Insectos vectores de virus en cultivos de chile y tomate
El monitoreo constante y el manejo integrado de insectos vectores de virus es necesario en cultivos de tomates y chile. Para un eficiente monitoreo y control es recomendable instalar trampas cromáticas y aplicación de productos biorracionales, como extractos vegetales, nim, por ejemplo.
Los vectores más conocidos en chiles y tomate son mosca blanca (Bemisia tabaci), pulgones (Myzus y Aphis, principalmente) y trips (Frankliniella spp.).
Medidas para prevenir la infección por virus
El primer paso es seleccionar semillas provenientes de plantas saludables, marcando aquellas con buen tamaño y carga de frutos, sin evidencia de enfermedades. Es recomendable que la semilla provenga de fuentes certificadas.
Evitar la exposición prolongada de plántulas en cultivos susceptibles como chile, tomate y cebolla, especialmente si son atacadas por insectos vectores en almácigos tradicionales.
Espaciar la ubicación de las parcelas para ralentizar o aminorar la diseminación de enfermedades. Considerar la distancia para evitar la contaminación cruzada con cultivos como el frijol. Este puede albergar poblaciones de vectores.
Barreras, trampas y monitoreo
Utilizar barreras de maíz y sorgo para retener vectores y prevenir su llegada a los cultivos de hortalizas.
Implementar trampas adhesivas amarillas para detectar y monitorear la presencia de vectores, como pulgones y chicharritas.
Realizar inspecciones regulares en la parcela para identificar y eliminar plantas con síntomas evidentes de enfermedad, como amarillamiento o deformación.
Erradicar las malezas que sirven como refugio u hospedero para insectos vectores y reservorio de virus, dentro y alrededor del campo.
Después del último corte, realizar un paso de maquinaria, como arado o rastra, para incorporar las plantas al suelo y evitar que se conviertan en focos de virus o alimenten poblaciones de insectos vectores.
La integración de estas medidas contribuye a la prevención de infecciones virales y a la calidad de los cultivos.
Fuente: Inifap