El cambio climático presenta desafíos para los viñedos en zonas cálidas, donde la aceleración de la maduración de las uvas puede comprometer la calidad del vino. Tal puede ser el caso de zonas productoras de vino en México, como el Valle de Guadalupe, en Baja California.
Este fenómeno provoca una acumulación rápida de azúcares en las uvas, mientras que los compuestos fenólicos y las características aromáticas suelen quedar rezagados.
En respuesta, los productores buscan técnicas que puedan retrasar selectivamente la maduración sin afectar la calidad de las uvas o del vino.
Efectos de la defoliación apical
Una investigación de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, en Italia, analizó los efectos de la defoliación apical en la maduración de la vid, aplicando la técnica en dos momentos clave del ciclo de crecimiento: al inicio del envero y 20 días después. El envero es cuando las uvas comienzan a cambiar de color y a acumular azúcar.
La defoliación consistió en la eliminación manual de entre 30 y 40 % de las hojas, sin alterar el microclima del racimo.
Los resultados indicaron que ambos tratamientos redujeron la proporción de área foliar por rendimiento, en aproximadamente 0.80-0.90 m2/kg en comparación con 1.35 m2/kg en las vides de control.
Sin embargo, solo la poda al inicio del envero logró retrasar la maduración de las uvas, con una reducción de 2 °Brix en comparación con las vides no defoliadas, lo que resultó en vinos con menor contenido de alcohol.
No obstante, la acumulación de antocianos o antocianinas totales fue limitada y no se observaron diferencias en la acidez titulable respecto a las vides de control. Las antocianinas son pigmentos esenciales con propiedades antioxidantes y son la causa del conocido color del vino tinto.
El vino producto del tratamiento de poda al inicio del envero se consideró similar al de las vides de control.
Vinos más equilibrados
Por el contrario, la poda 20 días después del envero no logró retrasar la maduración, pero los vinos resultantes obtuvieron la mayor apreciación por su equilibrio, frutalidad e intensidad olfativa.
La eliminación tardía de las hojas pudo haber creado un entorno más favorable para los componentes aromáticos, aunque las razones exactas de esta mejora aún no están claras y requieren más estudios.
Los resultados sugieren que el momento de la defoliación apical es crucial para controlar la maduración y mejorar la calidad del vino en zonas cálidas. Además, la técnica es fácilmente mecanizable, lo que la hace viable para su aplicación a gran escala, brindando una solución eficiente para la producción de vino de alta calidad en climas adversos.
Fuente: Horticulturae