La uva en México alcanzó en 2018 una producción de 445 000 toneladas, entre uva de mesa, uva industrial y uva pasa, de las cuales tan solo la uva de mesa tuvo una producción de 374 525 toneladas.
México se sitúa como el 25.o productor mundial de este fruto, de acuerdo con datos del Atlas Agroalimentario, publicado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Los nutrientes permiten alcanzar niveles óptimos de producción en la vid, y en otros cultivos, proporcionando resistencias a plagas y enfermedades, y a factores de estrés abiótico, como la sequía.
¿Cuáles son los nutrientes esenciales para la vid?
Los elementos esenciales para la vid son el nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre, entre los macroelementos; y molibdeno, cobre, manganeso, boro, zinc, hierro y cromo, dentro de los oligoelementos.
A continuación, se abordarán algunos de estos nutrientes, ahondando en los efectos específicos que tienen dentro de la vid.
Nitrógeno. Mejora el crecimiento y la capacidad productiva de la variedad, favoreciendo la brotación, la tasa de cuajado y el proceso de inducción floral.
Fósforo. Participa en los sistemas de almacenamiento y transferencia de energía y azúcares. Es considerado como factor de crecimiento de brotes y raíces. Una buena alimentación de este elemento puede frenar la absorción excesiva de nitrógeno, mejorando la resistencia a las
Potasio. Es un elemento de gran movilidad y desarrolla un papel destacado en la síntesis, traslocación y acumulación de azúcares en las bayas. Interviene en la neutralización de los ácidos orgánicos, jugando un papel relevante en la acidez y el pH del mosto (zumo de la uva que combina la semilla, la carne y la piel que recubre el fruto) y del vino. Participa en el ahorro del agua, favoreciendo su absorción por las raíces y controlando los mecanismos de apertura y cierre de estomas (poros o aberturas regulables del tejido epidérmico de la planta).
Calcio. Participa en la activación de enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas, y mantiene el equilibrio ácido-base.
Magnesio. Favorece el transporte y acumulación de azúcares. Junto al potasio y calcio, contribuye a la neutralización de los ácidos orgánicos de la uva y del mosto.
Manganeso. Influye positivamente en la fertilidad de las yemas, en la tasa de cuajado y en la síntesis de clorofila. En ciertas regiones vitícolas, se asocia al buqué del vino, es decir, el aroma que adquiere este en el proceso de envejecimiento.
Boro. Favorece la fecundación y el cuajado, e interviene en el transporte de azúcares. Este elemento muestra un efecto positivo en el cuajado, la maduración y el agostamiento (parte final del ciclo de la vid que se da cuando los frutos maduran).
Con información del Atlas Agroalimentario 2019 y Agroes.