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México desarrolla técnicas y variedades resistentes ante cambio climático

  • Las temperaturas mínimas nocturnas afectan la fisiología de los cultivos

  • El potencial productivo tenderá a moverse a sitios más templados

Especialistas mexicanos desarrollan investigación para obtener variedades más resistentes, modificar fechas de siembra de cultivos y replantear el potencial productivo de algunas especies para afrontar los impactos del incremento de la temperatura global en los cultivos.

     El investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), Ignacio Sánchez Cohen, especificó que el efecto más grande del cambio climático dentro de la agricultura es en la temperatura. Principalmente la mínima nocturna, que afecta la fisiología de los cultivos.

     «Los cultivos se desarrollan en un rango óptimo de temperaturas (amplitud térmica), pero cuando este disminuye, es decir, la diferencia entre la temperatura máxima y la mínima óptima baja, entonces se aceleran los procesos fisiológicos y encontramos comportamientos atípicos en los cultivos, como la floración temprana, brote de espigas adelantado y aparición de plagas o enfermedades, entre otros».

     «Un ejemplo es con el cultivo de algodón, donde se han observado ‘bellotas’ vanas que, en condiciones estándar de clima, pudiera pensarse que se deben a un déficit hídrico; sin embargo, existe una correlación con el incremento en temperaturas mínimas que propician esa condición», indicó.

Cambios en las precipitaciones

Otro aspecto relevante del cambio en patrones del clima es la temporalidad de las precipitaciones pluviales y la intensidad con que estas ocurren en algunos lugares de zonas áridas, de acuerdo con el especialista: «Existe un incremento en la tasa de lluvia, lo que otorga la categoría de lluvias torrenciales con gran impacto en diferentes aspectos de lo cotidiano».

     La aparición o época de lluvias se ha modificado, lo que ha afectado a zonas de temporal en el país. Por ello, las fechas óptimas de siembra que conocemos hoy no serán ya las más adecuadas por el calentamiento global, explicó el investigador.

     «En un futuro, el potencial productivo tenderá a moverse a lugares más templados, donde ese rango de temperatura no sea tan evidente, tratando de que la ocurrencia de lluvias coincida con los requerimientos hídricos de los cultivos», indicó.

     El experto dijo que lo incierto de la precipitación pluvial perjudica la producción de escurrimientos en las partes altas de las cuencas, parte del cual se almacena en presas de donde se abastece a los distritos de riego. Al disminuir estos escurrimientos, bajan los volúmenes concesionados a los usuarios del riego, con impacto en las economías regionales y la nacional.

     La ciencia ha encontrado una relación estrecha entre fenómenos climáticos globales como El Niño y la relación precipitación–escurrimiento en cuencas. Hoy se tienen casos de esta situación en algunos distritos de riego del norte del país, anotó.

Sensibilidad a la temperatura

El experto  del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias señaló que los cultivos presentan sensibilidad al cambio climático, ya sean de riego o temporal o si son de ciclo anual o perennes. Tienen diferentes requerimientos de temperatura, por ende, las alteraciones al régimen térmico óptimo los afectan de diferente manera, dependiendo la especie.

     «En los cultivos anuales, frutales y de otro tipo, el efecto de la temperatura se ve en la cantidad de floración y hay algunos muy sensibles. Por ejemplo, un cultivo de invierno, si la temporada no es fría, entonces hay un impacto y se tienen que implementar compensadores de frío o productos químicos que puedan ayudar a sobrellevar el riesgo térmico».

     «Si la fecha de siembra en un lugar determinado registra un promedio anual más caliente y el cultivo es primavera verano, la fecha de siembra sería determinante y tendría que ser modificada», abundó.

     Es ahí donde la investigación busca que los requerimientos de máximos y mínimos de temperatura coincidan con la nueva realidad y el cultivo no sufra de estrés térmico por los incrementos en la temperatura, destacó.

     Sánchez Cohen aclaró que el hablar de biotecnología para crear variedades más resistentes no implica modificaciones genéticas, sino identificar con cruzas los materiales genéticos que presentan cierta resistencia o tolerancia a algo. Esto para propiciar la propagación de una variedad que presente esa característica.

     El especialista del Inifap aconsejó a los productores a buscar capacitación y asesoramiento constante, para mitigar los efectos del cambio climático en los numerosos cultivos de México.

Fuente: Sader

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