El quitosano ha demostrado ser eficaz para aminorar los factores estresantes ambientales en las plantas. Sin embargo, hay poca evidencia sobre cómo la fuente de quitosano afecta su bioactividad.
Esta sustancia es un derivado de la quitina, que se encuentra en las conchas de crustáceos y en las paredes celulares de los hongos.
Especialistas de la Universidad Tecnológica de Munster, en Trelee, Irlanda, compararon la capacidad del quitosano de hongos y el de crustáceos para lograr mayor tolerancia al estrés por sequía en plantas de tomate.
Más frutos por planta
El tratamiento con quitosano se aplicó mediante aplicación foliar y las plantas fueron expuestas a dos periodos de estrés por sequía de 14 días, durante las etapas de crecimiento vegetativo y formación de frutos.
Se analizó el número y peso de frutos. Las plantas bajo estrés hídrico tratadas con quitosano de origen fúngico aumentaron la cantidad de frutos de 12 a 15 por planta, y el peso de frutos creció de 22 a 31 gramos con el tratamiento Esto es un incremento de hasta 32 %, comparado con plantas sin estrés.
Producción del agua en las plantas
Los investigadores encontraron que la aplicación foliar de quitosano de crustáceos y hongos mejoró el estado hídrico fisiológico y acrecentó el nivel de osmolitos (sustancias que ayudan a mantener el agua en las plantas), mejorando el rendimiento y la calidad de los frutos.
No obstante, las plantas tratadas con quitosano de hongos mostraron mejor desempeño al inducir una mayor acumulación en tomate de prolina y sacarosa, compuestos que genera la planta para mantener su balance de agua, lo que la protege ante situaciones de estrés hídrico.
Estos resultados sugieren que el quitosano de los hongos puede ser una mejor opción bioestimulante ante situaciones de sequía, que el quitosano tradicional proveniente de crustáceos.
Fuente: Plants
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