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Narra las influencias y vivencias en su evolución de lo convencional a lo orgánico
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Piojo harinoso, uno de los desafíos más fuertes al virar a orgánicos
Ramón Guillermo Pérez Reyes es un ingeniero agrónomo con más de 10 años de experiencia en el manejo orgánico de plagas y enfermedades, y casi 20 años de labor en el manejo convencional.
Este profesional del campo es el gerente de fitosanidad de Divemex, empresa mexicana productora de pimientos bajo mallasombras e invernaderos con operaciones en Culiacán, Sinaloa; Jala, Nayarit, y Etzatlán y Ahualulco, Jalisco. Él comparte para Agro Excelencia sus vivencias y su quehacer profesional a lo largo de sus casi 20 años como agrónomo.
Comunica sus experiencias en agricultura orgánica
En 2008, Ramón enfrentó uno de sus más grandes desafíos: la incursión a la agricultura orgánica. Este cambio nació de las exigencias de los clientes, así como un compromiso y preocupación por la conservación del medioambiente.
“Empezamos a evaluar un invernadero orgánico con media hectárea. Por ello, buscamos un asesor para este esquema y entró a trabajar con nosotros el ingeniero Adrián Angulo Bojórquez, quien se especializa en manejo y normatividad orgánica”.
“Fuimos los primeros en México en tener un certificado orgánico en chile bell pepper; de hecho, tuvimos el certificado 0001”, recuerda con orgullo.
“De las primeras experiencias que viví al incursionar al manejo orgánico fue la identificación y empleo de los insectos benéficos, como Aphidius colemani, una avispa que parasita pulgones. Aprendí a utilizar barreras biológicas, como trigo, porque a ellas llegaba el pulgón amarillo. Aunque este insecto no era plaga de los pimientos, su presencia facilitaba el arribo y mantenimiento de insectos benéficos, que a su vez parasitaban a los pulgones, una plaga que afectaba al cultivo del pimiento o bell pepper”.
“En 2009, los invernaderos orgánicos fueron infestados por el piojo harinoso. Se contrató a otro especialista: el Dr. Arturo Triana Marañón (en paz descanse). Él vino a controlar la plaga número uno en ese entonces y contribuyó a reforzar la producción orgánica de la empresa”.
Controlan al piojo harinoso
“Los aceites e insecticidas botánicos no funcionaban en esta plaga, porque tiene una capa grasosa que recubre su cuerpo, y protege al piojo contra ciertas amenazas. Si aplicabas piretrina, extracto de canela, u otro insecticida botánico, no le haría nada: primero debe desaparecer dicha capa grasosa”.
“¿Cómo lo haces? Con jabón. Para eliminar esa grasa al principio empleamos un detergente para lavar los platos, el que, combinado con el insecticida, fue eficaz para comenzar el control de esta plaga”.
“El piojo harinoso tenía una simbiosis con las hormigas. Estos insectos se alimentaban de una mielecilla que excretaba la plaga. Las hormigas tomaban a individuos del piojo y los refugiaban en sus hormigueros, por lo que, aunque en el exterior lo eliminaras, siempre habría insectos refugiados en los túneles de las hormigas, y luego estos salían y se trasladaban a otras hospederas cuando no era temporada de producción”.
“Para solventar esto, el asesor recomendó eliminar las hormigas, de lo contrario el piojo harinoso no sería controlado. Por ello, buscamos los hormigueros y con fuego los exterminamos, y esta vez conseguimos mantener bajo control la plaga”.
El artículo completo está disponible en el número 39, páginas 16 a 20, de su revista Agro Excelencia.