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Suelos salinos, un agravante para la producción de las plantas

Ricardo Pérez-Santamarina Ferrer
Doctor en ciencias
CODIAGRO

  • Los suelos salinos provocan una pérdida de productividad en los cultivos

  • Fertilización y riego adecuados son elementos indispensables para mantener suelos sanos

Se estima que un tercio de las tierras regadas están afectadas por salinidad elevada, por factores como el propio suelo o el agua de riego, a lo que hay que añadir el riesgo potencial de salinización inducida del 100 % de las tierras cultivadas sobre las que se aplica algún tipo de fertilizante.

La salinización del suelo, un perjuicio en la producción de las plantas

Las principales causas de esta salinización inducida están asociadas a los siguientes puntos:

  1. Una fertilización errónea (aplicación equivocada o excesiva de fertilizantes).
  2. Un deficiente mantenimiento del suelo (utilización de elementos en forma de sales equivocadas).
  3. Mal manejo de riego (ya sea por exceso o por defecto).
  4. A la conjunción de todas o algunas de ellas.

     Estas circunstancias exigen a las plantas un trabajo suplementario del metabolismo de los glúcidos (carbohidratos o hidratos de carbono) para responder a los desórdenes que la salinidad causa a la planta.

     La consecuencia final de lo anterior se va a reflejar en una caída de producción y calidad de las cosechas que a lo largo del tiempo se irá agravando, llegando a provocar una situación financiera insostenible para el productor, debido al excesivo incremento del costo por unidad de producción.

¿Qué provoca que mis suelos se degraden?

La degradación del suelo es un proceso autoalimentado: un suelo cultivado entra en un proceso de degradación continuo e irreversible si no se realizan las actuaciones pertinentes y correctas para su mantenimiento y sostenibilidad.

     La degradación del suelo afecta y produce lo siguiente:

  • Pérdida de nutrientes.
  • Pérdida de las propiedades fisicoquímicas.
  • Deterioro de la estructura.
  • Disminución de la capacidad de retención de agua.
  • Pérdida física de materiales.
  • Incremento de la toxicidad.

     Esta degradación provoca consecuencias a corto plazo (disminución de producción) y a largo plazo (desertificación). En este artículo se examinará cómo realizar un buen manejo para minimizar al máximo estos efectos contraproducentes, e incluso en condiciones adversas mantener el nivel de productividad suficiente para que sea sostenible a lo largo del tiempo.

El artículo completo está disponible en el número 33, páginas 20 a 23, de su revista Agro Excelencia

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